Me habían mandado a buscar ya no recuerdo qué (pudo ser una carpeta, una ficha, ya ni me acuerdo) a una bodega de Márketing del último piso del edificio. Era una bodega chica que, con suerte, se abría una vez al mes. Llegamos y la secretaria metió la llave y abrió la puerta. Estaba todo medio desordenado y daba la impresión, sin saber que era la bodega de Márketing, de que ahí guardaban todo lo que no cabía en ningún otro lugar. Había archivadores con documentos antiguos, boletas y esas cosas, además de cintas U-Matic (o “3/4” como le dicen en jerga audiovisual) con antiguos réclames. Y, en un rincón, había un par de diskettes como éste. Se trata del Vanti, un software que corría en DOS (y por extensión en Windows) y se entregaba gratis, en la agencia, a los afiliados que lo quisieran, para que simularan su pensión en casita o en la pega. Eran tiempos en que no existía la web enfocada en aplicaciones que existe ahora. Con Internet, ahora te metes a su sitio y puedes, arrastrando barritas, hacer esa misma simulación. De hecho, volviendo a la época, la gente no tenía ni Internet en la casa.
“¿Me lo puedo quedar?” le pregunté.